miércoles, 28 de agosto de 2013

Paria

Yo nací embriagado de dolor
con un llanto de sufrimiento rencoroso
que hacía brotar sangre de entre mis ojos
y un plañido quejumbroso
que anunciaba una desgraciada vida,
y desde mi paz interna
mátenme, gritó esta paria desdichada
a la que nadie auxilió,
todos habían dejado de lado
como un peón asediado,
ni una bala ni un cuchillo
para concretar el acto milagroso
de convertir
el vino tinto manchado, con este cuerpo,
en las aguas cristalinas de manantial.

No hay comentarios:

Publicar un comentario