Te pedí que me asesines, con lo que quisieras
decidiste destrozarme el alma
y hacer añicos mi apesadumbrado cuerpo
desde las vísceras hasta el tuétano.
Me partiste la vida en miles
miles de sentimientos fugaces
que aturdían la constelación de lumbreras
que habitan en mi cabeza
desde mis más profundos anhelos
hasta las más utópicas quimeras.
Me apuñalaste todo lo que sentías
con la espada de tus palabras
que cortaban estremecedoramente mi cuerpo
con tus filosas caricias
las cuales hacían desangrar mi tristeza.
Ven, y apuñala una vez más
ésta ánima vacía en pos de su bienestar
Apuñálame una y otra vez, hasta que me asesines
como quisieras, con lo que más quiero, como te pedí.
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